27/05/2015

Tres que rompen eso de que "el puesto de arquero es ingrato"

Miguel Villarreal, Horacio Muñoz y Adrián Alegre rompieron el domingo el eterno mito que reza "en el fútbol... no hay puesto más ingrato que el de arquero".Por distintos motivos, los tres tuvieron el pasado domingo en las finales de Liga Independiente, su momento de gloria.Las tres historias que vamos a contar a continuación tienen un factor común y escenarios diferentes.El factor común es que los tres tienen en el fútbol un mismo objetivo, que no es otro que el de tratar de evitar que los rivales marquen goles.Cierto es que un delantero, y sobre todo si se trata de uno de esos que cada domingo rompe redes rivales a pelotazos, será elegido en forma recurrente y constante como la figura del partido.Y cientos de chicos tratarán de imitarlos cuando en un picado de fútbol quieran parecerse a ellos e incluso, jueguen a ser ellos.Pero muchos menos son los que quieren ir al arco y cuando lo hacen, en su mayoría a desgano, lo que menos se acuerdan es de parecerse a alguno de ellos, salvo en los casos que se trate del arquero de un equipo de fama nacional o internacional.Pero el domingo, la liga Independiente jugó las finales del "Apertura" y tres de ellos quedaron inmortalizados entre sus hinchas y con una anécdota que podrán contar a sus hijos y nietos.La primera que narraremos será tal vez la más sencilla y común. Habla de una despedida del fútbol pero la novedad es que el protagonista llega a ésta con una edad próxima a las 6 décadas. Horacio Muñoz anunció antes de jugar la final de su equipo Independiente (finalmente campeón) que sería su última aventura.Cuando el juego terminó y los festejos y la vuelta olímpica daban forma al paisaje, Horacio Muñoz recibió de sus compañeros, familiares e hinchas el mejor de los regalos. Alzó la distinción que le entregaron y recibió una ovación que acompañó todo el público.La segunda de las historias a contar tiene por protagonista a Miguel "el invencible" Villarreal. El arquero de Estrella Roja, que ha calzado también otras casacas en ésta liga y en Liga Avellaneda, supera en su edad los "40 pirulos" y sin embargo su vigencia es tal que disputó las finales de tercera división y también de primera.En una - la primera división - llevó a su equipo al campeonato atajando 3 de los 5 penales que le patearon.En la otra, la tercera división, no pudo cumplir su objetivo a pesar que también logró contener 3 de los 6 remates desde el punto del penal. En suma "detuvo 6 remates de 11, más de la mitad".Está claro que "el viejo" como le dicen sus compañeros, está más vigente que nunca y tiene esa virtud de intimidar a los ejecutores y de practicar el arte de la adivinación a la hora de elegir sus movimientos.Por eso, siempre confiado, dice "si llegamos a los penales lo ganamos" y a sus compañeros "ustedes encárguense de acertarle al arco que yo, dos o tres me atajo".Pero la tercera de las anécdotas que quedarán para la historia tiene por protagonista a Adrián Alegre, el arquero que, en sus manos primero y en sus pies después, le regaló el título a Juventud Unida en tercera división.El flaco entró en el último minuto de juego porque le conocen sus habilidades en ésto de atajar penales. Esto causó el enojo del titular pero Alegre le daría la razón y los motivos al técnico para que no se arrepintiera.La serie arrancó "torcida" para Juventud. Los tres primeros en ejecutar los penales del tricolor fallaron y por eso Estrella Roja se había puesto 2 a 0 con solo otros dos penales por bando a ejecutar.Lo miro a Adrián, con quien nos une el fútbol desde hace años, y le hago un gesto... "Bueno Adrían ya está... no es la tarde de la Juve".Con absoluta confianza me devolvió ésta frase que recordaré por siempre. "No Denis... si mis compañeros los hacen yo me atajo los dos".No quise demoralizarlo y me di vuelta sin decir palabra... estábamos frente a lo que hasta ahí consideraba un imposible.Sin embargo, Rudy Muñoz y Miguel Caffe convirtieron los suyos y el flaco cumplió. Atajó los dos, empató la serie y forzó al desempate uno por uno.Y entonces Alegre completó la hazaña. Fue él quien tomó la pelota y marcó para su equipo para luego, en el bonus track de su consagración, quedarse con el remate de su rival y desatar la locura.Tres hechos, tres historias, para honrar a los arqueros del fútbol.

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